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domingo, 8 de abril de 2012

Y que pasa si no tomaré más el día de hoy?


Seguro que le pasó: Terminó la comida, y le quedó un resto de vino en la botella que piensa consumir luego.
La pregunta es ¿Cómo conservarlo?
Tapones para botella con motivos de animales.

Vayamos de lo más simple a lo más complejo.
1º Coloque el tapón y guarde el vino el la heladera. Si aún siendo un vino tinto, el frío retrasa los procesos oxidativos. Esta solución le dará un resultado aceptable durante un par de días dependiendo el tipo de vino. En general los más estructurados se mantienen mejor, pero no se confíe. He probado con un vino rosado y soportó tres días sin modificar su sabor. La prueba no duró más pues se terminó el vino.
2º Si queremos una sutil sofisticación, podríamos intentar con trasvasar al botella a las ½ botella (375 cl) con el fin de reducir la relación oxígeno del aire con el volumen de vino, taparlas y obrar en igual forma que en el caso anterior.
3º Otra alternativa es contar con las bombas de vacío manuales (vacuvin). El principio de esta bomba se basa en extraer una cierta cantidad de aire que conlleva a una disminución de moléculas de oxígeno capaces de oxidar el vino. Una vez realizado el vacío la botella va a la heladera. Mediante este sistema se pueden alcanzar los cinco días aproximadamente. Existe una variante inversa que aumenta la presión al inyectar aire diseñada para el caso de los vinos espumantes, esto trae aparejado algunos problemas de oxidaciones. Lo mejor es ponerle de nuevo el tapón, a la heladera (olvide la cucharita en el pico y otras alternativas) y bébela cuanto antes.
4º Otra alternativa es contar con un gas inerte (dióxido de carbono y nitrógeno) que se vende en aerosol y vine provisto de una cánula para inyectarlo dentro de la botella, esta mezcla de gases, más pesada que el aire lo desplaza separándolo de la superficie en contacto con el vino. Con este método un vino me alcanzó a durar una semana. Lo difícil es conseguirlo pues no se comercializa en La Argentina.
5º La última variante sería contar con un “dispenser” que cuenta con dos gabinetes de fríos independientes que se utiliza para servir el vino en copa a su temperatura ideal y conservar el resto de la botella abierta, manteniendo intactas todas las propiedades del vino. La conservación del vino una vez abierta la botella se hace posible por medio de la inyección de nitrógeno que evita el contacto con el oxigeno, generando una atmósfera controlada. Existen de pocas bocas de uso familiar como muestra la ilustración hasta de 20 ó 30 bocas para usos comerciales.
6º Pero la mayor sofisticación consiste en terminar la botella.

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